Etiquetas
2014, Anestesia, Calzoncillos, Décima, Hakuna Matata, Insurrección, Reyes Magos
Queridos Reyes Magos:
Llevaba años ya sin escribiros esta carta, exactamente desde el día en que caí de la burra de que siempre me dejabais unos calzoncillos que yo nunca pedía. Gracias de todas formas, un gusto exquisito.
Siempre me ha llamado la atención el típico niño al que en estas fechas entrevistan en medio de una juguetería y cuando le preguntan sobre lo que os pide a los Reyes Magos contesta que la paz, o que nadie se muera de hambre. Lo siento pero me cuesta creerlo. Me encanta oírlo claro, pero me cuesta creerlo ¿Un niño de 6 años en una juguetería inmensa preocupado por la paz mundial? Sólo caben 3 posibilidades: Que el reportero de turno le haya soplado la respuesta mágica para cerrar un reportaje redondo; que la soplona haya sido la madre, convirtiéndose así en la envidia de todas esas señoras que van a comprar el pan en un todoterreno con barra de labios rojo pasión en lugar de mechero; o que efectivamente, estén diciendo lo que desean por encima de todo.
Esta última opción es la que más me inquieta, si en realidad esos niños dicen lo que piensan, ¿en qué momento de nuestra agitada pubertad perdemos las buenas intenciones?
…
¿Realmente elegimos perderlas o estamos abocados a ello?
Si cuando vemos hablando a ese niño a todos nos pica algo dentro, ¿por qué seguimos preocupados de quitarnos esa pelusilla del ombligo?
Yo no seré tan ambicioso. Creo que la solución a nuestros grandes problemas está en nosotros mismos, solamente deberíamos afrontarlos. Click.
Suena fácil.
Sé de que va esto, vivo en la ciudad más anestesiada del país más anestesiado de un mundo ya de por sí tremendamente anestesiado. Como decimos aquí “quen ten cú ten medo”, el tema es que no se durante cuánto tiempo más vamos a tenerlo.
Sólo pido eso, que nos despertemos antes de perderlo todo, no creo que sea tarde todavía. Ojalá una parte de nosotros se convierta en ese niño con buenas intenciones y sin miedo a perder nada. De lo contrario no quedará nada que perder.
Las dificultades son inmensas, pero lo más grave no es la pobreza, la falta de trabajo o la corrupción. Somos nosotros. Nos pegan, nos zarandean, nos putean, se ríen de nosotros, nos explotan, nos roban, nos quitan derechos y se vuelven a reír. Y no hay respuesta, por lo menos suficiente. Estamos sentados esperando. Nadie lo va a hacer por nosotros, el karma no viene solo, tendremos que darle un empujoncito. A veces Hakuna Matata no es suficiente.
Dadnos un poquito de chispa, así por lo menos podremos intentarlo. Ya sólo queda afrontar esto con la inconsciencia con la que un niño pide deseos como los de arriba. Sobre el cómo hacerlo mejor lo hablamos otro día.
«Que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena»
J.Sabina
Eso y unos calzoncillos.
Y salud.
Y la Décima, claro.
Lo que me gusta esta canción es sólo comparable con lo desagradable que me resulta la voz de Manolo García.
Dani.